Seguridad Vial

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Bertha Benz y otras pioneras de la seguridad vial

NOTICIA - Seguridad Vial

21/02/2023

La seguridad vial en femenino (y III): Bertha Benz y otras pioneras de la seguridad vial

En entradas anteriores hemos conocido de cerca las historias de Mary Anderson, inventora del limpiaparabrisas, y de Florence Lawrence, inventora de los indicadores de dirección y del antecedente de la luz de freno. Sin embargo, las aportaciones de la mujer a la seguridad vial y la automoción son mucho más numerosas. En esta última entrega de la serie recordaremos la historia de Bertha Benz y de otras pioneras de la seguridad vial.

La lista de mujeres que han contribuido a crear una movilidad más segura es tan larga como olvidada. Nombres como Bertha Benz, Dorothy Levvit, June McCarroll o Margaret Wilcox han contribuido de forma decisiva al desarrollo de la automoción y la seguridad vial gracias a ingenios que ya forman parte de la historia del automóvil. Esta son sus historias.

Bertha Benz, la primera conductora de la historia… e inventora de las pastillas de freno

Es innegable que el nombre de Bertha Benz (Ringer de nacimiento) está íntimamente ligado al de su marido, el ingeniero Carl Benz, considerado como uno de los inventores del coche moderno. Sin embargo, Bertha Benz es, por méritos propios, uno de los grandes nombres de la automoción.

Bertha cofinanció con su dote el proyecto de su marido de construir un vehículo de motor de combustión de tres ruedas y mando de palanca convirtiéndose así en socia de la Benz-Patent Motorwagen. Tras comprobar las dificultades para su venta y comercialización, Bertha decidió probar la eficacia del invento realizando un viaje hasta la ciudad de Pforzheim que le convirtió de facto en la primera conductora de la historia. El viaje, que emprendió junto a sus hijos Richard y Eugen, duró la friolera de 12 horas, en las que recorrieron un total de 194 kilómetros.

Pero su papel en esta pequeña odisea fue mucho más allá que el de ser la conductora. Bertha hubo de enfrentarse a multitud de averías y desafíos que resolvió de manera muy ingeniosa: arregló una válvula con un alfiler del sombrero, un cable con una liga y el arranque con una pinza de pelo. Eso sin contar con las dificultades que le causó la inexistencia de gasolineras, lo que le obligó a comprarle a un boticario sus existencias de bencina, un derivado del petróleo que utilizó como combustible.

Pero, sin duda, la gran aportación de Bertha Benz a la seguridad vial fue la invención de la pastilla de freno a partir de las suelas de sus zapatos que adhirió al mecanismo de freno que había diseñado su marido.

El espejo retrovisor, las marcas viales, la calefacción…

La lista de inventoras en el terreno de la automoción es larga y sorprendentemente desconocida, pese a la importancia de sus aportaciones. Por ejemplo, la británica Dorothy Levitt fue, además de una avezada deportista, una sufragista convencida y una apasionada de la velocidad. De hecho, logró batir el récord de velocidad femenino situándolo en 146 km/h, lo que le sirvió, entre otras cosas, para ser contratada como profesora de conducción de los miembros femeninos de la Familia Real.

Periodista experta, en uno de sus libros recomendó a las mujeres conductoras adoptar una de sus costumbres: llevar un pequeño espejo en el coche para que pudieran observar lo que sucedía detrás de ellas, siempre con el objetivo de adelantarse a las maniobras del resto de usuarios de la vía. Es el antecedente documentado más antiguo que se tiene sobre el espejo retrovisor.

La norteamericana June McCarroll es otro ejemplo de capacidad de innovación. Enfermera y médico de formación, en 1917 sufrió un accidente de tráfico en la ruta 99 al ser golpeada por un camión que invadió el espacio de su vehículo. A raíz del suceso, McCarroll propuso pintar una línea que dividiera la calzada en dos partes iguales para reducir los coches frontales. 7 años después del incidente, la Comisión de Carreteras de California decidió pintar casi 6.000 kilómetros en el Estado.  Aunque la autoría de esta idea está en cuestión, es innegable que el esfuerzo y las campañas realizadas por McCarroll fueron decisivas para su éxito final.

Un ejemplo más: Margaret Wilcox, ingeniera mecánica nacida en Chicago en 1838, inventó y patentó el primer sistema de calefacción para los vehículos en 1893. Este sistema, que aprovechaba el aire del motor para calentar el habitáculo, no pudo ser fabricado en serie porque al carecer de regulador, no podía evitar que la temperatura fuera demasiado alta, pero es la base del actual sistema de climatización que incorporan todos los coches.